Antes de cada ceremonia se debe de efectuar el permiso correspondiente ante la sustancia eterna, haciendo referencia los puntos cósmicos que son los siguientes:
Oriente: Saludamos a los guardianes del rumbo de la luz; lugar por donde sale el sol; lugar donde brota como flor la tintura negra y roja; región de Quetzalcoatl la serpiente emplumada. Te ofrendamos humo de copal, toque de caracol y venerable toque de huehuetl.
Poniente: Saludamos a los guardianes del rumbo de las mujeres; lugar por donde desciende el sol; lugar de las mujeres guerreras; región de la venerable señora del maguey y de la serpiente de nubes, lugar de Xipe Totec el desencarnado.
Norte: Saludamos a los guardianes del rumbo de la muerte; lugar en donde duerme el sol; lugar del viento de obsidiana que corta como navajas nuestros rostros; región de Coatlicue la de la falda de serpientes; rumbo de Tezcatlipoca espejo humeante.
Sur: Saludamos a los guardianes del rumbo de las espinas luminosas; lugar donde el sol se posa a mitad del cielo; lugar del portentoso espejo humeante; rumbo de Huitzilopochtli.
Cosmos: Saludamos al ombligo del cosmos, el amado Padre Sol, el águila que asciende, el de flechas de calor. Al cielo, al Omeyocan de donde desciende la sagrada sustancia.
Tierra: Ahora saludamos a nuestra amada Madre tierra, nuestra señora la de falda de serpientes, madre de nuestro sustento. Su color es el verde como el de toda naturaleza.
También se saluda al séptimo rumbo, aunque pocos lo tienen claro, el rumbo del movimiento eterno, del ombligo del creador y de nuestro corazón.